sábado, 30 de agosto de 2014

MIRANDO LA FOTOGRAFÍA DESDE UNA PERSPECTIVA INSPIRADA POR APOLO

El mundo de los sueños al cual nos introduce Apolo es un recurso fundamental del cual se ha nutrido el artista, ya que de allí puede extraer la fantasía, lo extraordinario, las ilusiones perfectas para escapar de la cotidianidad, la idealización de la belleza y la armonía con las que puede soñar un ser terrenal y poder transmitir a  través del arte una sensación de placer y ensoñación que embriaga al espectador a través del acercamiento a estos mundos fantásticos.
Lo anterior se ha logrado a lo largo de la historia por medio de la distorsión de la realidad generada por ese impulso onírico de realidades paralelas, buscando una forma de escape y distanciamiento del diario vivir así como lo hizo el surrealismo en su momento; sin embargo la realidad en la que vivimos es algo de lo que no se puede escapar tan fácilmente, y se vuelve casi necesario el buscar la justa medida de perfección con los recursos que tenemos en el mundo y en lo cotidiano para tratar de no asquearnos de lo que somos por estar comparándonos constantemente con lo que solo existe en la mitología creada por nosotros mismos.
la fotografía se convierte en ese puente para conectar la realidad con la perfección dentro de este mismo mundo y poder interpretar lo cotidiano como el instante perfecto de la vida, no por su idealización, sino por la unicidad de cada instante vivido, por las condiciones que nos identifican emocionalmente como personas que sienten, que padecen y que aun albergan esperanzas en el porvenir; para esto sirve la fotografía para demostrar que la belleza se encuentra aun en una escena desoladora, aun en el intento por escapar de lo miserable que somos en comparación con los dioses, por tratar de buscar la belleza y la perfección en la imperfección total que nos constituye.
                                                                                                                           

Elliott Erwitt
Elliott Erwitt (1928)

Diane Arbus (1923-1971)


Vivian Maier (1926-2009)


ES LA EMBRIAGUEZ LA ANTÍTESIS DE LO APOLÍNEO?

La embriaguez se relaciona directamente con el mundo dionisíaco porque permite  el éxtasis, la locura, el frenesí y la liberación de sí; y los sueños se relacionan con lo apolíneo, porque introducen al hombre en el mundo onírico de la perfección, la belleza y la sabiduría.
En esta medida se entienden contradictorios ambos mundos, la embriaguez y lo apolíneo son como direcciones paralelas que por mas que se extiendan no tienen nada en común entre si. pero sumergiéndonos un poco mas en esta antítesis se podría analizar desde otras perspectivas la posibilidad en que pueden tenderse puentes de un lado al otro cruzando fronteras y transitando los niveles en busca del conocimiento, la belleza y el placer.

La embriaguez no solo es la que produce el vino y los estimulantes, el baile y la fiesta, la música, las conglomeraciones extáticas de placer, las orgías desmesuradas de locura y la avalancha de impulsos hacia la liberación de las ataduras humanas en las que vive sumergido el hombre común, esta embriaguez conlleva un cierto olvido de uno mismo, como una manera de escapar al diario vivir para buscar el placer y el conocimiento a través del éxtasis y el espanto en otros mundos. 

Por otro lado Apolo como dios solar induce a la justa medida y a la perfección en cada aproximación al conocimiento y la belleza que se idealizan a  través de los sueños, esta búsqueda de la idealización se traduce en la vida del hombre diurno, que se despierta con la  intención de aproximarse cada vez mas a la perfección que lo deslumbra en sus sueños, pero no obstante, este sueño puede convertirse en obsesión implacable, casi una necesidad vital que se le sale de las manos al hombre racional, perdiendo el control y la mesura, la justa medida que requiere lo apolíneo se desborda, entrando así en la "desmesura" de los impulsos; y esta desmesura de la naturaleza es la característica primordial de la embriaguez.
Por ello creo que lo dionisíaco no es la única forma de origen de la embriaguez, se puede llegar a ella desde lo apolíneo y así superar la antítesis propuesta en un principio, pues esta característica del ser puede comprenderse como un puente que se cruza de ambos mundos y nos distingue como hombres ni tan lejos de la perfección ni tan desbordados en la enajenación ya que podemos vivir en ese equilibrio constante.